domingo, 28 de noviembre de 2021

Víctor y Mariano

 

Mientras pedaleo en la posta, disfruto del aroma a césped recién cortado y el vuelo rasante de las palomas huyendo del dominante carancho. Los veo  discutir .Me resulta extraño que estén  despiertos con los primeros rayos de sol.

Quizás el ruido de las bordeadoras lo hizo posible, o tal vez algunos  ladridos cercanos   interrumpieron su modorra.

Percibo  que Víctor golpea varias veces  su pecho cubierto por una  camisa amarilla con puños negros. Creo que  es hincha de “Comu”, y ahora  putea porque sus delanteros  no le hacen  un gol ni al arcoíris. Mariano luce un buzo del Luján que algún egresado le regaló y  pide a gritos  el tetra. Tras unos sorbos permanecen callados.  

Se les acerca una anciana  arrastrada por su  chihuahua señalándole un lugar. Creo que les indica  donde sirven  el desayuno gratis.  Ellos lo  conocen, pero saben que con esa borrachera   los  voluntarios no los reciben.

Otro  vecino  les señala   el reloj de la cúpula y sigue caminando gesticulando con  el Popular en la mano. “Seguro que  le pidieron  una monedita   y  los mando a laburar.”

Más allá en las mesitas, dos abuelitas observan como yo lo que sucede mientras   matean  con protocolos.

Ya  falta poco para terminar mi rutina. Sin darme cuenta los tengo cerca. Víctor viene esquivando baldosas, Mariano  intenta en vano  enderezarle los  pasos.

Van hacia la calesita de Martina, Víctor sin barbijo aprovecha que el encargado está   de espaldas y  monta el unicornio  color rosa.   Mariano con su tapabocas en el cuello comienza a reírse, mientras pone en marcha el motor el eléctrico haciendo funcionar también las luces y la música.

Los alaridos de Víctor simulando a  un  Tehuelche vencedor desconcentran al párroco de  Cristo Rey  que   interrumpe la misa y  baja las escalinatas del altar . Ante la sorpresa de los  atónitos feligreses sale a la vereda   buscando el origen de su mal humor actual. 

Mariano hace del tetra una sortija ante  los manotazos del bravío cacique improvisado.

 Al bajar  de la bici   veo cruzar al cura con pasos largos y apurados más de bronca que por el  ejercicio intenso. Bastó que pisara la plaza  para que la calesita se detenga. Víctor,  como si fuera su monaguillo, va a sentarse derechito al  banco con el  barbijo puesto.

No escucho lo que dice el cura, pero por los ademanes sospecho que su sermón  no figura en el misal.

Una vez que terminó con el reto, le dio algunos consejos necesarios al encargado de la calesita y volvió a cruzar Zamudio, tan  apurado iba  para  terminar la misa que de milagro no se llevó por delante al recuperador del Álamo.      

Mariano haciéndose el tonto, esperó que el cura  se perdiera de vista y fue a sentarse junto a su compinche. Otro muchacho fumando se les suma en la conversación inentendible y le convida un pucho a Víctor que ya tiene el barbijo en la oreja. Mariano convierte  un triple arrojando el tetra al cesto. 

Antes de cruzar Cochrane me doy vuelta cuando escucho  el llanto desesperado de un niño reclamando por su pelota. Víctor dándole un puntazo a la numero 5  la mandó tan  lejos  que   el 169 tuvo que esquivarla para no dejar al niño sin juguete. Imaginé bien, Víctor es de Comu. Porque para entonces los tres  abrazados dan vueltas, saltan y  gritan ¡Vamos Cartero  todavía! El silbato del  guardaparques logra calmarlos como en un final de partido. Caen como moscas sobre el banco  y enseguida se vuelven a dormir como si nada de esto hubiese pasado.

Quizás estén en lo cierto y yo lo soñé. Suelo hacer una  siestita después de leer un rato debajo del umbroso plátano en  la  placita Alem.            

OAB


Este cuento fue publicado en

barriada.com

elbarriopueyrredon.com.ar 
































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































          

 

            

   

viernes, 8 de octubre de 2021

Algo Más Que Una Estación

 

Caminaba por Rivera  aprovechando  el solcito. Acercándose a la estación Coghlan escuchó  la chicharra y subió. Le gusta observar en el puente al  tren viniendo desde Luis María Saavedra.

Esta vez   filmó hasta que se perdiera  el  de las 11:03. 

Satisfecha bajó con la intención de dar la vuelta y  pasar por  la biblioteca pública.

Ingresó y la recibió  un agradable perfume a eucaliptus.

Una señora mientras ordenaba novelas,  amablemente le preguntó qué estaba buscando. Entonces, mi hermana le  consultó por alguna comedia dramática del 1900.

Disculpándose, la bibliotecaria,  solicitó su compañía  y zigzagueando estanterías llegaron al sector de autores latinoamericanos. Cordialmente le hizo traer una escalerita indicándole el estante donde estaba “M’Hijo el Dotor” de Florencio Sanchez.  Mi hermana  con dos escalones alcanzó la hilera pero  tuvo  tanta   mala suerte que al tomarlo  se quedó con la tapa en la mano desparramando un montón de hojas. Colorada por  la vergüenza  quiso  llevarlo comprometiéndose a arreglarlo. 

Despojándola de toda preocupación, la buena mujer,  se lo aceptó con una amplia sonrisa. Más tranquila  mi hermana firmó  un cuaderno y se fue muy contenta a fotocopiar las páginas del guion.

Luego  de un tiempo de ensayos volvió a la biblioteca con sus  masitas   recién horneadas a devolverlo, tuvo  la dicha de ser atendida  por esa  atenta señora. Aprovechó para invitarla a ver la obra en el hall central del Hospital del barrio. Le aclaró que es un espectáculo gratuito  y  los  actores son vec inos  con sobradas  ganas de entretener a la comunidad.

Mi hermana no quiso irse sin pasar por la plaza Carlos Campelo ubicada detrás del andén. Acarició el cartel que lo nombra y emocionada le agradeció a  quien fuera el creador del Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano. En ese  espacio  tiene  la oportunidad de coordinar su  taller de teatro.

Volvió a sonar  la chicharra. Subió y esperó  un poquito. Sorprendida disfrutó viendo un interminable carguero yéndose a Belgrano R.

N.D.A.

Este relato fue publicado en  labarriada.com   

 O.A.B.    




 

domingo, 27 de junio de 2021

El Pibe

 

 El pibe con el  lápiz negro  marca  una  canchita  sobre la  vieja tabla de lavar. A los   gritas llama al tío Juan y empujando   botones simulan un metegol.

La tía Inés  manipula  la Knittax  y les pide que no griten mientras   teje  bufandas  escuchando a Guaraní.

Juan lo  observa con sumo placer y cada vez que el pibe   grita un gol levanta su  pulgar felicitándolo. Se  lamenta de  que no es quemero como él. El  pibe  es  bosterito, salió al padre, pudo haber sido del pincha como su padrino, o de los bichos colorados, el equipo del barrio   La Paternal que lo vio nacer.

Disfrutan de una tarde invernal, por primera vez el pibe  pasa las vacaciones  con ellos , que  al  no  tener  hijos  lo invitan  y  su presencia bochinchera   les  va acortando  los  días.

Le tienen guardadas algunas sorpresas. Inés va a comprar  halva, doña Azucena lo exhibe  en el mostrador debajo de   una  campana de vidrio. Saben que  es una de sus debilidades, cada vez que lo mandan al almacén vuelve con  un pedacito  del manjar a modo de  yapa. 

Inquieto como todo pibe, toma el mazo de cartas y  aprovecha  la sabiduría del tío para aprender a truquear. La tía mientras tanto amasa.   

Al término de la exquisita pizza  comparten  el    postre. El pibe   abre los  ojos como el dos de oro. Estaba apoyando su  cabecita en la mesa pero rápidamente se despabiló y  en un santiamén  lo devoró.

Antes de acostarlo, la tía Inés   coloca una botella de barro sobre el colchón, Con instinto  maternal  también le agrega un par de frazadas, teme que el pibe pase frio.

Juan lo acaricia, susurrándole  le dice :--Mañana vamos a  tener un día largo.

Duerme calentito, como no está acostumbrado a los sonidos matinales lujanenses   se despierta  temprano. Juan ya está en la cocina, mientras  matea  lee  El Civismo.

—Hola Tío, buen día.

—Hola  ¿Apoliyaste  bien?

— Si, decí  que empezaron a cantar  los gallos, estaba para  seguir  un rato más — ¿La tía?

—Fue a lo de Elsa.

— ¿Vamos  a pasear tío?

—Te  llevo a conocer  la cancha de Huracán, hoy  empieza el campeonato nacional  y jugamos  contra San Lorenzo de Mar del Plata.

— ¡En serio, qué bueno! ¿A quién  conoces de los contrarios?

— A  “Llamarada” Eresuma, es un goleador fenomenal, si anda derecho estamos sonados.  

Llega  la tía con las facturas calentitas, desayunan y  bastante abrigados   toman el 500 que los deja en la estación.

 El tren está  demorado en Olivera. Casi dos horas después  bajan en Moreno para el trasbordo. Tienen ganas de hacer pis, cruzan y solapadamente tras un plátano cumplen de a uno con su necesidad. Esperaron más de una hora para  abordar el eléctrico que finalmente los llevaría a  Once. Pero se detienen en Morón .” Queda interrumpido el servicio por un accidente  en  Liniers” dieron aviso los altavoces del anden . El tío, diligente, encuentra la parada del Miserere y  de manera impensada llegan a destino.  Sin dudarlo van  almorzar  a un barcito  sobre Pueyrredón. En el ambiente  se respira humildad, no es de esos lugares paquetes donde te sirven un té con masitas, acá  preparan  especiales de crudo bien cargados.

— ¿Falta mucho?

— Comé tranquilo pibe  — Con el  118 enseguida estamos.

 Por fin ingresan al palacio Ducó  buscando ubicación en la popular, El pibe asombrado   mira para todos lados, le llaman la atención lo grande que es y no comprende porque  unos tipos en cuero sobre  los  paravalanchas le dan la espalda a los jugadores. 

 El clima va tomando temperatura, a los  33’  del primer tiempo para alegría del tío Juan  Babington convierte el primer gol, al gritarlo casi se atraganta con las garrapiñadas. Finalmente” El Globito” ganó   3 a  0. en ningún momento el tío  sintió miedo de perder porque  esta vez Eresuma no la embocó.

El pibe  abrazándolo le  agradece el paseo, lo felicita  y busca sacarse una duda.  

— ¿Tío, porque Huracán tiene el globito en su camiseta?

—Es en homenaje a Jorge Newbery que  en el año 1909 se subió a un  globo aerostático y rompió el récord sudamericano, hizo como 500 km, creo que en 15 horas. — también me acuerdo que en 1910 el presidente de nuestro  club lo hizo  socio.

El pibe escuchaba sorprendido el relato y sugiere.

—Tío, tenemos unas cuantas horas de viaje, después contáme más de este ídolo, me interesa pero... ahora vámonos por que tengo un frío bárbaro.

O.A.B.

     

 


 

 

martes, 1 de junio de 2021

Café de los Angelitos

 

Las  damas de  la mesa uno

llegaron hace un ratito

comparten un rico tecito

con masitas  de desayuno.


En la tres solo un muchacho

mirando pasar a la gente

prefiere tomar un whiscacho

 y borrar a Eva de su mente.

 

Los chismes de sus compañeras

chamuyan  dos veteranos

en la cuatro y de buenas maneras

recuerdan relatos  vanos.

 

Las ferroviarias se encuentran

siguiendo  con  la tradición 

en la once ellas se sientan

desde su justa jubilación .

 

 El bancario fiel  a la dieta

ocupa la doce solo bebiendo  

en la dieciocho el poeta 

su novela está escribiendo.

 

los ñoquis   del congreso

en la catorce  rosquean

no sienten vergüenza por eso

al contrario, se pavonean. 

 

La viuda cree oportuno 

de conocer desayunando                                              

al senador de la veintiuno

pero en la quince esta dudando .                                                           

              


Padre e hija silenciosos

en  la veintitrés ubicados

transitan momentos luctuosos

se los nota desorientados. 

 

En la veinticinco el barra

espera por una changuita

que el diputrucho Gamarra

le pagará con nuestra guita.

 

Tres mozos atienden el salón

jactándose de su memoria

atentos en cada ocasión

forman parte de la historia.

 

Mesas y momentos fortuitos 

que enumeré con devoción

del Café De Los Angelitos

sobre  Rivadavia y Rincón.

O.A.B.


N. del A.

Los personajes citados son producto de mi lúdica imaginación.

 

 

 

 

sábado, 15 de mayo de 2021

Letra E

 

 Para Ernest el  día comienza cuando el sol supera la altura de los ligustros. El joven le  dedica unas cuantas horas a la huerta hogareña, quedó a cargo de atenderla  porque  sus padres abordaron un barco  en un viaje de placer.

Luego de la siesta, camina por el bosque,  en el rostro se le dibuja un sesgo de angustia, la  plaga de langostas arrasó los  cultivos de maíz.

Llegando al arroyo busca  el cobijo  de la choza que  prolijamente construyó junto a su hermana Esther. Al abrir la puerta armada con ramas y sogas, lo sorprende el  aroma a palo santo y se dispone a redactar sobre un tronco raído, 

En este  sitio , lleno de luz natural, con el techo corredizo de paja. Ernest halla  el bálsamo contenedor a  sus arranques de furia,  encuentra la serenidad necesaria, cuando más tranquilo está, fluyen de su mente frases congruentes.

Pasa largas horas creando, hace pelotitas con las  hojas de papel cuando no le gusta lo que escribe,  pero sigue hasta encontrarle  el rumbo a sus palabras. Al sentirse acalorado se da un chapuzón en las aguas cristalinas montañosas, toma este torrente como un regalo de la naturaleza.   

Está muy ansioso, le encomendó a su  padre que le acerque con los poemas a la  reconocida empresa Bennet Hnos . Ernest como tantos otros escritores  y escritoras novatos   ahora   se sienten más protegidos al hacer conocer sus obras. Desde el  10 de abril de 1710 el parlamento Británico por iniciativa de la reina Anna Estuardo, promulgó la ley de propiedad intelectual, regulando legalmente los derechos del autor.

Esther, en una tardecita de verano  le   sugirió a su hermano  escribir lo que se le ocurra con cierta  coherencia y utilizando  solamente la vocal E . Ernest, aceptó la propuesta y antes de  dirigirse a la choza  tomó un baño en las frescas corrientes. Reposó sobre las rocas , cuando estaba seco ingresó a su  espacio creativo  y al cabo de unos minutos le dio forma a lo siguiente:

 En que brete me entrevere

 brevemente ejercerles

este excelente menester.

 En vez de tener estrés

 me prende reverdecer

 ser rebelde, defenderme

 del demente que pretende repelerme.

Incluyó estos versos entre los  poemas entregados a la imprenta, cree en la sensatez del señor Edberg Bennet, un viejo conocido de su padre. Ernest sueña con tener su primer libro y con el tiempo poder  abrir una biblioteca pública.   .

Al cabo de unos meses se dirigió al correo, lo estaba esperando la despeinada  vieja Eiren con  una inmensa encomienda. Su  nombre resaltaba  en las tapas punzó, emocionado tomó un libro  y fue ojeándolo , sonriente  vio que  estaba  incluido el de la letra  E.

Con el dinero  obtenido por   la venta de los ejemplares y  recibiendo la ayuda del municipio, Ernest consiguió comprar   una antigua propiedad  en desuso. Convocó a albañiles y pintores, a sus amigos  les pidió que  acerquen materiales  escolares y así  la fue dando forma.

El día del aniversario del pueblo fue  elegido para su apertura, Ernest descubrió una frase de su autoría escrita en  el frente  “Leer embellece el ser “, Esther  la leía  en voz alta   mientras entraban las familias con sus donaciones.

O.A.B.      

                                           



 

 

 

Verocchio

 

Estudiando  hace un intervalo, descansa  mirando a  la luna  asomándose  entre los nubarrones. Extraña  aquellas madrugadas cuando resaltaba párrafos acompañado por  los lavados  mates   de Lucia.

 Para despejarse Esteban  lee de nuevo   la carta . Su hermana lucía   le escribió desde Venecia  diciéndole que le es muy difícil conseguir empleo estable. Esta angustiada ,  el dinero guardado en la lata de yerba  lo destina al alquiler y a  comer . Teme que a fin de mes cuando termine la beca, tenga que dejar de concurrir a la academia  para seguir perfeccionándose.

Lucia  resultó  ser la ganadora en el  certamen provincial  para escultores  principiantes. Estaba feliz cuando el gobernador le entregó el premio. Su sueño de poder vivir de lo que le gusta era posible.

Entre bostezos a Esteban  le aparecen imágenes pueriles , se complacía viéndola   amasar  plastilina para  moldear   figuras, luego lucia las   acomodaba   en  repisas  decorando su pequeña  habitación. Cuando el  le preguntaba a quien se quería  parecer , ella sin dudar  le decía a Verocchio y afirmaba ¡ el maestro de Leonardo Da Vinci!

 Esteban sonríe  ante el pedido de perdón por la letra chueca. Lucía le escribió   bajo  la atenta mirada de su  gondolero amigo. Un manso oleaje mecía el lento remar de Adriano mientras ella   le  contaba en cursiva casi ilegible  que se animó a  bailar chacareras y zambas   acompañando a  compatriotas  callejeros 

Abre bien los ojos cuando lucia  le comenta que los fines de semana atiende  las mesas en un pequeño restaurant familiar.  Esteban se sorprende gratamente  al enterarse que  amasó  fettuccine. Socarronamente susurra "pensar que en casa no  hacía ni un pancho".  Al cierre, antes de baldearlo ,   Don Humberto la invitó a compartir  la  mesa   junto  a su esposa Carmela.   

A pesar de las penurias por las que atraviesa, Lucía le dice que no pierde la esperanza de tomar el tren a Florencia, allí  donde nació Verocchio en 1435.Tiene  todo planeado, su maestra le dijo que conozca  la iglesia de Orsamichele donde se encuentra una de las  creaciones  de Verocchio en bronce “Cristo y Santo Tomás”.

 Atentamente  nota la ilusión de Lucia por  visitar   la galería Uffizi donde es exhibido el óleo Bautismo de Cristo , Verocchio lo pintó con la colaboración de su alumno Da Vinci.

 Casi al final Lucía   le hace saber que Pistoia es otra ciudad por conocer, ansía estar  en su catedral y  gozar viendo  " Virgen Con Niños y Santos".

Esteban prende la radio  y alcanza a escuchar al sordo Gancé entonando  :"Por eso te aconsejo que vayas a misa, todos los domingos, todos los domingos "sobre la  mesa entre apuntes   se  va durmiendo. 

Con el canto  de los pájaros y el sol despabilándolo cree  haber encontrado la excusa perfecta para acompañarla personalmente y  contenerla..

 Entonces sin lavarse la cara  escribe: Querida hermana, decidí  viajar y estar con vos, en cuanto   pueda  saco un pasaje, no me aflojes, nos vemos pronto.

O.A.B.


N del A.

El sordo Gancé: Maestro pianista  que ameniza" La Venganza será Terrible" el programa de Alejandro Dolina. 

 

 

 

 

 

 

 

 

.

 

 


 [ob1]

lunes, 10 de mayo de 2021

Rosa Roja

 

Toma la taza de sopa

agregándole pan duro,

es invierno, prematuro,

y un  saco  lo  arropa. 

Navegaba por  Europa

en ese buque  anclado.

Su gran amor, fiel aliado,

extraña la algarabía

cuando del puerto se olía

el aroma a   pescado.


Lucio, sin mostrar enojo,

sentado  pide  limosna,

a cambio lee con sorna

rimas con un  solo ojo.

No crea que  es   antojo,

ya no tiene el  derecho,

el  Luis,  lo dejó  maltrecho,

también unos  dientes perdió.

Al celoso, lo  sacudió,

y huyó del vil  acecho. 


La  sala  lucía   cubierta.

Cortés,  una rosa  llevó,

romántico la elevó 

dejándola boquiabierta.

Furioso pasó  la puerta

el novio de la   corista.

Lucio  levantó su vista

y recibió  la   golpiza

pero de forma huidiza

zafó  cual ilusionista.

 

 Y al cercano hospital

logró entrar como pudo,

el joven doctor forzudo

lo levantó cual  un cristal.

Quedó en posición fetal  

con  marcado deterioro,

deliró por su tesoro,

no soltó la rosa  roja,

clamó por su  pelirroja,

novia del Luis, la del coro .

O.A.B.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 8 de mayo de 2021

Olaudah de África

 

Sufriendo constantes atropellos y hacinamientos Olaudah Equiano  vivió  gran parte  de la niñez.

 Fue secuestrado  de su vivienda junto a una hermana, en  ese fatal  momento  el resto de la familia estaba   trabajando.

Bajo custodia caminaron largas jornadas desprovistos de agua y comida, luego fueron  separados.

El  primer dueño,  le encomienda tareas de campo  junto a  hombres con su mismo  color de piel  , alimentando animales  comete el error  de matar a  una gallina, inesperadamente no sufre castigo, la cocinera lo defiende. En la estancia  está contento,  pero al  poco tiempo tras la  muerte de  su única hija  el hacendado decide venderlos.

Un nuevo periplo padeciendo el maltrato  en la bodega de un  barco  lo llevó a encontrarse con su hermana, las habitaciones estaban  llena de esclavos, al reconocerla se abrazaron emocionados, pero  a la brevedad los vuelven a separar.  

Cuando lo compra  el teniente  Pascal  termina para Olaudah una travesía horrorosa, salvo en los   días que habitó la casa de un comerciante en donde comió verdaderos manjares  y  fue  contenido, el resto los sufrió   navegando en condiciones inhumanas. Con Pascal recibe un trato digno.

 A su  cargo  participó en la Guerra de los siete años, aprendió a leer, a escribir,  perfeccionándose también en la navegación y el combate. En el año 1759 Pascal lo bautizó en la iglesia St Margaret de Londres con el nombre de Gustavo Vasa.

Vasa pensó que Pascal finalmente  lo liberaría,   inesperadamente, vuelve a ser vendido al capitán Dorian.  Disfruta del mar,  también allí   es  valorado por la tripulación.  A pesar de suplicarle a  Dorian de permanecer con él,   este desoyéndolo, lo vende al comerciante cuáquero Robert King.

King, en Filadelfia,  logra  inscribirlo en una escuela donde aprende aritmética. En los años siguientes colabora en las tareas contables siendo remunerado, pudiendo al fin contar con dinero propio.

 Deseoso de cubrir el precio de su anhelada  libertad, recurre a varias  personas  conocidas buscando incrementar  sus ahorros. Así, por recomendación de una mesera,  llega a conocer  al señor Smith,  un ricachón  sin herederos, que escuchando  su  estremecedora historia se conmueve y   le  regala 40 libras. Sin encontrar palabras  ante esa generosa   acción, Vasa estrechándole la mano, le promete  que en cuanto tenga su autobiografía escrita le alcanzaría  un ejemplar.

Olaudah, soñaba con poder contar  lo vivido  en  esos  nefastos años.

Con el dinero  en su poder le habla a King, al  comienzo lo escucha  sorprendido,  luego, acepta la suma y decide  acompañarlo a registrar su libertad.

Es su día de fiesta, 11 de julio de 1766.Cenando solo,  goza al abrir el  sobre y ver la ansiada carta certificando el fin de su esclavitud .Decide viajar a Londres.

 En su propia casa, medita: Ya no  sentiré  miedo al ser humillado por el único animal con capacidad de odiar, el hombre.

Después de desayunar, reposa. Por la ventana   percibe a  una jovencita   regando sus rosales.

Cruza  la calle  y saluda:

— Buenos días— me llamo Olaudah  

—Buen  día, ¿Cómo está el  nuevo vecino?

— Muy bien — por fin logré  ser un hombre libre.

—Mi nombre es Adele— pase un momento y cuénteme.  

Adele lo escucha  atentamente, luego  se ofrece a tocar el piano.

Olaudah, sin interrumpir, añora a las danzas de sus ancestros en Igbo, África, donde nació en 1745.

  

Finalizando, Adele sugiere: —  ¿Por qué  no  hace conocer su experiencia de vida?

—Si lo tengo pensado, voy a escribir mi libro y cuando esté listo   lo primero que hago es acercárselo  al señor Smith.

— ¿Quién es el ese hombre?

— El   que colaboró de manera desinteresada para que sea libre.         

— Si, claro,  anímese, tuvo la dicha de aprender a leer y  a escribir, compró su libertad, es una historia de superación— ¡vamos cuéntela!

Exaltado por esas palabras, Olaudah  envía  una misiva al movimiento abolicionista de la esclavitud “hijos del África”, consiguiendo el apoyo de Thomas Clarkson, uno de sus principales miembros. Logra  Publicarlo,  en el  año 1789, siendo el primer esclavo africano escritor en contar sus memorias.

Disfrutando del éxito en las ventas, cumple la promesa y viaja para entregarle  un ejemplar al   señor Smith, llega a su domicilio y se sorprende  al ver el  abandono  reinante.

Apesadumbrado, escucha  pasos, una dama se acerca — ¿busca a Smith caballero?

—Si  madame.

—Lamento   decirle   ,el señor está muy enfermo, hace meses que  lo llevaron al hospital.

Gentilmente, se ofrece a acompañarlo. Nombrándolo , reciben la triste noticia de que Smith transita sus últimas horas, Olaudah ruega poder  estar unos minutos a su lado, las enfermeras  lo complacen sorprendidas ya que  desde que se internó nadie  lo ha visitado.

Permanece sentado  mirándolo   en  silencio. Luego le acerca agua, logra que beba apenas un sorbo.

Comienza leyendo  — Yo, Olaudah Equiano…  Nota que el señor Smith acaricia su regazo,   deja caer el  libro y llora desconsoladamente.

O.A.B.

N. del A. 

Olaudah en el año 1792 se casa con la joven británica blanca Susan Cullen. Son padres de dos niñas. Enviuda muy pronto en el año1796. El fallece el 31 de marzo de 1797. A los pocos años muere la hija mayor. Joanna su hermana queda como única heredera. Lamentablemente nadie le supo decir  donde se encuentra la sepultura  de su padre.  

La imagen pertenece al sitio amazon.es