Cumpliendo con la cotidiana y bella costumbre Don Severo toma unos mates en la vereda . El destartalado banquito es la única herencia que le dejo su familia .Josecito espera ansioso este momento y lo escucha
atentamente mientras el sol se esconde tras los pinos. Se entretiene con la pasión que el abuelo le pone al relato mientras disfruta de una chocolatada.
--Querido nieto, en la madrugada del lunes 1 de
enero Jacinto observaba que el reloj de
la capilla señalaba la 1:30. Dorotea, perdidamente enamorada , lo despide con un apasionado beso hasta la próxima cita en la plaza De
las Carretas.
Nacía el año 1872, Jacinto con andar sereno se dirige a su
rancho. Arrellanado en un viejo sillón prende un cigarro y con una grapa ardiente espera deseoso el momento
preciso para dar inicio a lo que luego sería una de las primeras rebeliones xenofóbicas de nuestro país.
A las 3 de la convocó a peones, gauchos y algún que otro terrateniente a asaltar el juzgado de paz. Robaron los sables de los guardias para luego
unirse a la banda liderada por" tata dios" Solané. Empezaron así el derrotero de asesinatos y vejaciones a todo inmigrante que se le
apareciera sin importarles su edad ni sexo.-- Quienes eran los inmigrantes abuelo?
--fueron hombre y mujeres que llegaron a estas tierras huyendo de
una guerra. Con el dolor del desarraigo buscaron el bienestar para sus familias tratando de encontrar un suelo
fértil, brindaron todo su amor a las labores que se les asignaba. La felicidad que sentían
era tan grande que no les importaba trabajar de sol a sol para llevar un plato
de comida a su mesa.
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-- La guardia policial persiguió por grandes distancias a la banda abatiendo a once de los asesinos, entre ellos estaba Jacinto. Solané fue apresado en la estancia La Argentina propiedad de Ramón Gómez. Este último señor ya conocía al pseudo curandero y con el aval de su cuñado, el juez de paz Figueroa le dio asilo. Poco le importó que estuviera arrestado en la ciudad de Azul por ejercer ilegalmente la medicina. Lo trajo solamente para complacer a la esposa que lo volvía loco con sus migrañas.
Josecito siguiendo atentamente el relato curiosea :--Abuelo, y ¿Dorotea? El abuelo ni lerdo ni perezoso fabuló : --en los años venideros la paisana formo una familia con el vasco Iribarren, tuvieron cuatro hijos a los cuales educaron de manera ejemplar y siendo adolescentes no les cortaron las alas dejándolos crecer libremente.
Don Severo cierra el Eco de Tandil que al cumplirse un nuevo aniversario de la trágica jornada mantiene viva la memoria.
O.A.B.
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