miércoles, 30 de septiembre de 2020

Esquina de la Paternal


En una tarde de sábado, allá por la década del setenta, en el barrio de La Paternal, al rato de haber compartido el almuerzo familiar y hasta la tardecita, los pibes nos juntábamos a jugar a la pelota en la esquina de Añasco y Batalla del Parí.

La canchita comenzaba en la casa de las glicinas y terminaba en el taller mecánico de don José. Utilizábamos solamente la vereda y cuando el balón caía a la calle era lateral. El equipo que primero convertía doce goles ganaba el partido.

Los vecinos de enfrente nos miraban sentados en el umbral de la panadería «La Moreno » y algunos otros mateando en la puerta de sus casas haciendo las veces de alcanza pelotas.

A dos cuadras, en Añasco y Paysandú, se encontraba el «Fulgor», cuna futbolera de Reinaldo Merlo, volante central de River Plate.

Mi abuelo Gerónimo, eximio jugador de bochas del querido club, apreciaba a «Mostaza», ya que diariamente lo atendía en su kiosco de cigarrillos y golosinas en J.B.Justo y Cucha Cucha y no se perdía ningún encuentro del futuro jugador profesional.

En la otra cuadra del club, cruzando Maturin, se encontraba la peluquería de José, el boquense, lugar al que junto a mi hermano concurríamos de la mano de papá a» pasarnos la popular taza».

Llevo en mi corazón estos hermosos momentos. De vez en cuando, al llegar a la casa de mi infancia en la calle Nicolás Repetto «ex Añasco» y J. B. Justo, miro la entrañable esquina. No hay mas goles en ella… se me pianta un lagrimón.

O.A.B.

N. del A.

Este relato fue publicado en labarriada.com.ar

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