Habia una vez un niño intrépido, que desoía las palabras de su madre cuando lo llamaba desesperada desde el muelle suplicándole que desista del viaje.
Esta travesura la
imaginó de niño pescando con sus amiguitos en el río Oria. Lo mas pronto posible quería estar luchando a brazo partido, soñaba debatirse sobre la popa de su barquito con enormes peces en las aguas del Cantábrico.
Zarpó cuando el reloj marcaba las seis, un chaparrón persistente lo sorprendió atravesando el mar, poco le duró la aventura, de repente se desato el vendaval que le fue arrastrando el bote hacia la costa. Agotado, llegó a su casa. No le importó el fracaso, ante la adversidad tomo fuerzas y abrazó a sus padres rogándole que lo dejaran crecer en el mar.
Con esas palabras fabuladas Don Francisco Gil, promediando el año 1778 al mando de la fragata San Vicente le da la bienvenida a Cosme Damián de Churruca, En los primeros cinco años sus superiores fueron testigos de sus valientes actos , reconociendo su hidalguía al defender a España durante las duras batallas por la recuperación de Gibraltar.
Firmada la paz con el tratado de Versalles el 3 de octubre de 1783, Cosme siguió estudiando. Ingresó como ayudante de guardiamarinas a la escuela de la armada en Ferrol, provincia de La Coruña, durante cuatro años se especializó en matemáticas, mecánica y astronomía.
Su primera expedición científica lo llevó al estrecho de
Magallanes en el año 1790 ,se ocupó de la astronomía y la geografía
acompañando al capitán Antonio de Córdoba en la fragata Santa María de las
Cabezas .
Las peripecias de este viaje quedaron plasmadas en el Apéndice del primer viaje de Magallanes. Cosme lo público en Madrid en 1795.
Regresó cansado y con un marcado deterioro de salud a su pueblo vasco, Motrico , donde había
nacido el 27 de septiembre de 1771, gozó de una licencia y fue
nombrado alcalde en el año 1802 tras la muerte de su padre.
El sábado 2 de febrero de 1805 en Cádiz se casa con María
Dolores Ruiz de Apodaca.
Sus últimos días lo encuentran
luchando aliado con Napoleón, estaba al mando del San Juan Nepomuceno en la batalla de Trafalgar el 21 de octubre
de 1805.Su navío se enfrentó a seis buques ingleses que lo bombardearon sin
tregua bajo las órdenes del almirante Horacio Nelson.
Peleó hasta que un cañonazo le voló la pierna,
falleció desangrado sobre la
cubierta de su nave.
A Nelson una bala de mosquete le puso fin a su vida.
Artilugios del destino, dos celebres marinos, acérrimos enemigos mueren en la misma batalla.
Como homenaje póstumo,
Cosme fue nombrado almirante. Con una estatua se lo recuerda en su pueblo natal.
El Nepomuceno permaneció amarrado en Gibraltar siendo conservado
durante muchos años, su camarote estaba cerrado e identificado con letras doradas , quien quisiera entrar tenía que saludar cual si Cosme lo estuviera
esperando.
Un joven inglés al visitar el histórico navío ingresa al camarote y se sorprende por la pulcritud, lo recorre minuciosamente con su vista bisbiseando unos minutos. Emocionado, al retirarse deja sobre el catre su gorra de marinero firmada con las siguientes palabras: mis respetos, Horacio Nelson.
O.A.B.